INTELLIGENT DEMOCRACY. IDEAS ABOUT CURRENT DEMOCRACY
AUTOR:
ROMULO GUSTAVO RUIZ DE CASTILLA
cronicasglobales.blogspot.com
email: gusruizd@gmail.com
ORCID:
0000-0002-0601-8864
Se puede reproducir citando autor y fuente
ABSTRACT
Democracy as a system is understood as the
government of the people through their freely elected representatives, however,
it is common to find different definitions, generally based on their
characteristics, qualities and particularities. In this brief text we review
some of these conceptions, in the reflection of better understanding the ideal
of a democracy that must be intelligent to adapt for the benefit of society,
improve and sustain itself over time.
RESUMEN
La
democracia como sistema se entiende como el gobierno del pueblo a través de sus
representantes libremente elegidos, no obstante, es común encontrar diferentes
definiciones, fundamentadas generalmente en sus características, cualidades y
particularidades. En este breve texto revisamos algunas de estas concepciones, en
la reflexión de entender mejor el ideal de una democracia que debe ser inteligente
para adaptarse en beneficio de la sociedad, perfeccionarse y sostenerse en el
tiempo.
--------------------------------
CONTENIDO
-Introducción
-Interpretaciones de la democracia
-Democracia
efectiva y verdadera
-Democracia inteligente o la inteligencia de la democracia
-Conclusiones
-Referencias bibliográficas
--------------------------------
INTRODUCCION
La
democracia en el sentido clásico occidental, significa literalmente poder al
servicio del pueblo, y como es bien conocido, puede establecerse como el sistema
político en el cual, la soberanía o poder colectivo de gobierno, se instituye y organiza en el conjunto ideal de personas de un Estado o pueblo, quien la ejerce y dispone directamente o por medio de
representantes.
En su teoría sobre las
formas de gobierno, Aristóteles, ya afirmaba que lo substancial en el sistema
político, no residía en quién establecía el poder, sino a quién beneficiaba.
Por ello diferenciaba entre formas legítimas de gobierno y desviaciones o corrupciones.
Eran fórmulas legítimas, cuando su función buscaba el beneficio de la colectividad,
así, podría eventualmente corresponder a un individuo, sea este rey o monarca, sería
el caso de la monarquía; cuando el poder, concernía a varios virtuosos elegidos
por la virtud y el mérito, se trataba de la aristocracia; cuando este poder
correspondía a muchos pobres y ricos, sería la república, una combinación de
oligarquía y democracia. En contraste, eran formas ilegítimas de gobierno o
desviaciones, cuando su intención era el provecho del gobernante: si
correspondía a un ciudadano, era el caso de la tiranía, si era un grupo
de adinerados se trataba de una oligarquía, y en el caso de la democracia,
un conjunto mayoritario de pobres gobernaba contra una minoría de ricos, una
desviación o corrupción de la República, aunque la más moderada. Así, según
esta concepción, la mejor forma de gobierno se establecía en el término medio,
en el centro ideal, entre república y aristocracia. Aunque, para Aristóteles, la
democracia se fundaba en la libertad de una mayoría, no constituía la mejor
forma de gobierno.
INTERPRETACIONES DE LA DEMOCRACIA
La democracia es el sistema
que permite que lleguen al poder los ignorantes, analfabetos y corruptos, decía Marco Aurelio Denegri citando a George Bernard Shaw. Replanteando la frase, para Denegri, la democracia podía ser el sistema por el cual, una masa o mayoría de ineptos, elegía una minoría de corruptos. Ciertamente, la democracia puede degenerar en un régimen donde el robo es institucionalizado y en el que todos los niveles del poder están corruptos, es decir una Cleptocracia, o puede ser igual que la
dictadura, por incompetente, incapaz y delictiva, una Kakistocracia. La única diferencia con la democracia, como señalaba Popper, es que para salir de una dictadura se necesita la fuerza y la
violencia, mientras que, para la democracia, el cambio sucede periódicamente cada
cierto número de años, a través de elecciones.
“La democracia es el peor
de todos los sistemas políticos, a excepción de todos los demás”, esta conocida frase de Winston
Churchill, en un discurso de 1947, sintetiza muy bien la general percepción,
que no obstante sus notables debilidades y carencias, el mejor sistema político
conocido es la democracia.
Se han suscitado varias
interpretaciones de la democracia, como aquella que sostiene que la democracia
es el más perfecto de todos los sistemas políticos imperfectos, pero también se
comprueba con claridad que la democracia, no es el gobierno de los mejores y de los
más sabios, pues ese gobierno sería una meritocracia, tampoco es el
gobierno de las élites, porque sería una oligarquía, no es el gobierno de los ricos, pues sería esta una plutocracia, tampoco la
democracia sería el gobierno de las masas, de la muchedumbre o de la turba, en
tanto, ésta sería una oclocracia, aunque, en el sentido más justo y
neutral, se acercaría más bien a esta definición.
Muchas de las confusiones
acerca de la democracia, sus reglas y ordenamientos, reposan dice
Suarez-Iñiguez, en las inexactas interpretaciones sobre la relación entre
mayorías y minorías. La democracia no es exclusivamente un gobierno de las mayorías, en tanto el respeto a las minorías es un derecho democrático difundido
y actual, y tampoco significa que las mayorías deban someterse ante las
minorías. La democracia debe funcionar sobre un sistema orgánico y racional de accesos y cerraduras, asimilaciones y razonables transformaciones, en el cual, los ciudadanos comunes deben
ejercer alguna forma de vigilancia y presión sobre los sistemas y los dirigentes, de manera
que estos no se excedan en sus funciones y prácticas.
El gobernante debe cumplir
con los términos y límites jurídicos para los que fue elegido y debe hacerlo de
acuerdo con las reglas establecidas constitucionalmente, con honestidad y
transparencia, sin intentar cambiarlas o reemplazarlas sobre la marcha, de
acuerdo a eventuales intereses. Como decía Rousseau, la voluntad general de la
ciudadanía debe armonizarse con la del gobierno, en tanto el gobierno no es
autónomo y soberano, sino como legitimado representante de la colectividad
organizada. Si un gobierno tiene una administración desacertada, ya no es
elegido en la siguiente elección, o en caso extremo, podría ser legalmente relevado o destituido, la potestad de la alternancia y cambio en el poder es
uno de los pilares de una democracia inteligente, pero también a través de
tergiversaciones y argucias, una de las condiciones más agraviadas.
Si la democracia, es el
gobierno que representa a la sociedad y busca su servicio y beneficio,
debe también reivindicar como fin y meta inicial, el establecimiento de la justicia
en la aplicación de la ley y el ejercicio de la libertad para todos. En segundo
término, como sostenía Montesquieu, debe buscar la igualdad ante la ley y debe
establecer una distribución eficaz y adecuada de la riqueza. En tercer lugar, la
democracia requiere generar reglas claras para establecer una relación armoniosa
y conveniente entre minorías y mayorías.
DEMOCRACIA
EFECTIVA Y VERDADERA
Los principios de libertad e
igualdad son afines a la definición de democracia, no obstante, como bien decía Denegri citando a Curzio Malaparte, la igualdad cuando hay necesidad y pobreza,
es esclavitud, mientras la igualdad, no es posible de cumplirse efectivamente,
puesto que el ser humano no es igualitario, sino más bien tiene una propensión
innata a la desigualdad y a la jerarquía, de modo que unos toman el mando y
otros aceptan ser sometidos.
Demasiadas veces el deseo de
libertad genera exceso de libertad, que se ciega por intereses particulares, un
fecundo ambiente para la manipulación de las mayorías por minorías y también
para formas de tiranía mediáticas. El miedo es aprovechado y la mayoría sin
sentirlo cede ante un tirano, demagogo individual o colectivo, que se establece
como protector.
La
democracia verdadera en la cual se desarrolla la justicia, la libertad y la
igualdad, es un ideal, nunca ha existido, porque como decía Denegri, es un futurible,
un arquetipo siempre anhelado y siempre en proceso de formación y consolidación.
La percepción de la
democracia como transcurso, desarrollo y proceso, es más cercana a la real y genuina,
que la percepción de la democracia como hecho, como realidad consumada y establecida.
La democracia, según establece Francisco Miró Quesada, en estricto, sería incompatible
con las clases sociales, puesto que una sociedad clasista no es verdaderamente
democrática, de este modo sería incompatible con el capitalismo y el
imperialismo, aunque también con el socialismo y el comunismo, puesto que
predican una dictadura o dominación clasista del proletariado. El hecho de que
las democracias actuales o pseudodemocracias coexistan con todo lo
antedicho, según Denegri, es revelador de su falta de autenticidad. Y aunque la democracia es un proceso imperfecto y variable, como
bien señala este autor, es quizá el único que puede ser rectificado y
perfeccionado cada cierto periodo y actualizado mediante nuevos actores. Más
aún, el mismo sistema dispone y legitima un cambio estructurado y organizado
que, sin quebrantar el orden, puede modificarlo de manera substancial. En ese
sentido, podríamos decir con alguna reserva que la democracia y la Constitución,
no están establecidas en letras de piedra, que se destruyen al intentar
modificarlas, aunque, si quizás en letras de metal, que idealmente pueden
transformarse en forma radical, lo cual significaría su fundición y moldeado
bajo otros patrones o tipos, pero solo después de un prolongado y complicado proceso.
DEMOCRACIA
INTELIGENTE O INTELIGENCIA DEMOCRATICA
Una democracia inteligente, aunque imperfecta y cambiante en estos tiempos de inteligencia artificial, es en principio una democracia efectiva, en tanto es participativa, gobierna y administra en función de los intereses de los ciudadanos y toma decisiones en directa correspondencia con los actores sociales. En segundo lugar, una democracia inteligente es dialogante, entre todos los sectores y grupos de interés implicados. En tercer término, una democracia inteligente, trasciende los circunstanciales hechos del momento y toma decisiones efectivas y racionales en el largo y mediano plazo. Y, en cuarto lugar, una democracia inteligente, cumple con los acuerdos alcanzados, asimila las manifestaciones de la mayoría y establece una posición que es acatada y respetada por los sectores involucrados. Siguiendo esa reflexión, distinguir el interés de los grupos ideológicos, financieros u otros, del interés público, como bien dice Valaskakis, es otra característica básica, una misión compleja y ardua, pero factible y posible, a través de una labor conjunta de eficaces instituciones y activos líderes democráticos. (Valaskakis, La democracia y sus mitos, 2009) (Garce, 2021)
La infalibilidad del pueblo, es una ficción doctrinaria que ha persistido en el imaginario occidental, aún en el día de hoy cuando la opinión pública aparece cambiante, variable y caprichosa, conducida y dirigida por las encuestas, sondeos, los opinantes mediáticos o líderes de opinión y medios informativos, que intervienen y modifican el parecer o manifestación social, de acuerdo a sus intereses. No obstante, es evidente por los estudios sociales más confiables, que la "opinión pública" que sólo es la opinión de una ocasional mayoría, manifiesta una tendencia hacia la respuesta negativa, en tanto se protege en la seguridad del statu quo, o en otro caso, puede ser inducida por el miedo al cambio; por ello las preguntas en las consultas populares, sean plebiscitos o referendos, deben ser muy bien realizadas o se obtendrán respuestas a veces insólitas y extrañas, tal y como ocurrió en Reino Unido con el denominado BREXIT, celebrado en 2016, que finalmente no expresó la voluntad general.
Este ideal según el cual, el pueblo tiene siempre la razón, se puede preservar y mantener doctrinariamente,
si a cambio se dejan las decisiones más problemáticas a representantes bien
elegidos, que llegan a conclusiones luego de consultas y deliberaciones
especializadas, y se reduce el número de decisiones colectivas que se puedan
acceder mediante las consultas directas u otras semejantes, que como decíamos, reflejan opiniones superficiales o solo momentáneas.
En la sociedad presente, en la cual, con alguna frecuencia, grupos y colectivos se imponen sobre las mayorías a través del manejo de la información, donde la delincuencia común y la corrupción de los funcionarios del Estado, se vuelven ordinarias y habituales, la ciudadanía debe actuar de manera inteligente, prudente y vigilante para resguardar sus
derechos. Por ello, se debe incidir en el desarrollo de la inteligencia
de la democracia o inteligencia democrática, que en gran
parte es legítimamente preventiva. En ese escenario, como intuye Innerarity, la concepción de democracia parece quedar desfasada, en tanto se abandona aquella teoría newtoniana clásica de democracia de pesos y contrapesos gravitatorios, hacia una teoría política de inteligencia democrática, justificada tanto en procesos orgánicos de asimilación, acomodación y adaptación, como en dimensiones y evaluaciones no orgánicas o no biológicas de analítica, razonabilidad e inteligencia social.
La estabilidad de una democracia
inteligente y duradera, al margen de teorías políticas e ideologías, como
decíamos, no determina una democracia y una Constitución estáticas o inmutables,
sino una situación y una realidad que acepta el dinamismo de los tiempos, en
directa coherencia con las alternativas institucionales previstas y
establecidas de innovación y reforma constitucional. La
salvaguarda del sistema democrático, de ninguna manera debe transferirse a
agentes sociales paralelos o adyacentes al ordenamiento constitucional, sino
mediante la vía institucional, a través de los organismos correspondientes;
desde la propia organización constitucional, utilizando los canales
democráticos, divulgativos y formativos, no solo para su misma sobrevivencia
como Estado de derecho, sino también, para limitar los excesos propios y provenientes
de los discrepantes y disidentes del sistema, así como de las cíclicas asonadas violentistas, que van a intentar, de tiempo en
tiempo, modificar y debilitar el orden democrático.
Podemos establecer que, sin una democracia inteligente, predecible y prudente, la auto destrucción de la sociedad es inminente; modificar los principios de libertad e igualdad y quebrar los acuerdos y los candados, es “dispararse a los pies” y solo el inicio de una destrucción anticipada. (Garce, 2021)
Una nueva Constitución
periódica, tiene un costo social muy alto, significa años de creación,
adaptación y reformas para conseguir un cuerpo jurídico consensuado y adecuado,
un tiempo formativo y de perfeccionamiento que prolongadamente, no pueden
permitirse las sociedades. Un conjunto de llaves y cerraduras, adaptaciones y asimilaciones prácticas, así como procesos e impedimentos cognitivos y jurídicos, garantizan la seguridad
democrática, mantienen la periódica alternancia y la estabilidad, frente a
coyunturales cambios y transformaciones que se realizan en los márgenes del
orden jurídico, siempre en el conjunto de un organismo jurídico estructurado,
sin necesidad de reiniciar o refundar completamente el proceso, con todos los
efectos y consecuencias de inseguridad e incertidumbre que se producen.
Como señalábamos, una democracia inteligente, debe ser esencialmente prudente, racionalmente estable y jurídicamente preventiva. Aunque
muchas veces se ha dicho, es labor activa y previsora de las democracias
inteligentes, desde sus instituciones y entidades, crear y mantener las
condiciones jurídicas, directivas, formativas y mediáticas, para que sus
ciudadanos reconozcan, acepten las normas y reglas, las cumplan y las hagan
cumplir.
CONCLUSIONES
-La democracia puede establecerse como
el sistema político en el cual, la autoridad reside en el conjunto de personas
de un Estado, que generalmente ejerce esta soberanía a través de representantes
electos.
-La democracia es un sistema imperfecto,
que viene a ser quizá el único que puede ser rectificado y actualizado cada
cierto periodo.
- La democracia inteligente, es en
principio una democracia efectiva, estable y en gran parte, jurídicamente preventiva.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Arias
López, B. (2013). (revistas.pucp.edu.pe, Ed.) Pensamiento Constitucional(18).
Obtenido de
http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/pensamientoconstitucional/article/download/8957/9365/
BBC news. (6 de
febrero de 2021). www.bbc.com. Obtenido de https://www.bbc.com/mundo/noticias-55815159
Cruz Prados, A.
(1988). dadun.unav.edu. Obtenido de
https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/2311/1/01.%20ALFREDO%20CRUZ%20PRADOS%2C%20La%20Pol%C3%ADtica%20de%20Arist%C3%B3teles%20y%20la%20Democracia%20%28II%29.pdf
Denegri, M. A. (6 de
agosto de 2014). Recuperado el septiembre de 2021, de
https://www.youtube.com/watch?v=QJgL1BJfZkU
Denegri, M. A. (10 de
abril de 2017). elcomercio.pe. Obtenido de
https://elcomercio.pe/luces/libros/democracia-futurible-marco-aurelio-denegri-413428-noticia/
Garce, A. (10 de mayo
de 2021). Obtenido de http://www.montevideo.com.uy/notdosmil30_17811_1.html.
Gargarella, R. (marzo
de 2018). Sobre el “Nuevo constitucionalismo latinoamericano”. Revista
uruguaya de Ciencia Política, 27(1). Obtenido de http://www.scielo.edu.uy/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1688-499X2018000100109
Innerarity, D. (29 de
septiembre de 2019). elpais.com. Obtenido de
https://elpais.com/elpais/2019/09/27/opinion/1569576557_041783.html
Innerarity, D. (21 de
febrero de 2020). elpais.com. Obtenido de
https://elpais.com/cultura/2020/02/14/actualidad/1581674968_128416.html
O'Donnell, M.
(noviembre de 2012). blogs.elpais.com. Obtenido de
https://blogs.elpais.com/radio-buenos-aires/2012/11/democracia-y-alternancia-boba.html
RAE. (2020). RAE.
Recuperado el 19 de julio de 2021, de https://dle.rae.es/democracia
Ruiz de Castilla, G.
(15 de junio de 2021). cronicasglobales.blogspot.com. Obtenido de
https://cronicasglobales.blogspot.com/2021/06/democracia-constitucion-y.html
Suarez-Iñiguez, E.
(2005). La verdadera democracia. Revista de estudios politicos(127),
161-177. Recuperado el 18 de julio de 2021, de http://recyt.fecyt.es/index.php/RevEsPol/article/download/45741/27255
Valaskakis, K. (2009). La democracia y sus mitos. Sotavento(28), 52-67. Obtenido de https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5137608.pdf.