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2.03.2021

MENTIRAS PIADOSAS…. PARA GUARDAR VERDADES PELIGROSAS

 

PIOUS LIES ... TO SAVE TRUTHS DANGEROUS

 

 

AUTOR: ROMULO GUSTAVO RUIZ DE CASTILLA

cronicasglobales.blogspot.com

email: gusruizd@gmail.com

ORCID: 0000-0002-0601-8864

 

 

Se puede reproducir citando autor y fuente

 

Por mucho tiempo nos referimos a las mentiras piadosas, como una expresión general para justificar algunas mentiras; personalmente completaría la frase: “Mentiras piadosas, para guardar verdades peligrosas”.

 

Mentir se ha convertido en una práctica política generalizada y más aún se permite y justifica en la gran política, por un hipotético interés general o bien público. Pero ¿es lícito mentir en forma piadosa? En ciertos casos, puede ser que sí, aunque el peligro inmediato es que la mentira se convierta en la norma y costumbre y la verdad sea la excepción o anormalidad. En boca del mentiroso lo cierto se hace dudoso, dice un viejo refrán y es cierto, porque es difícil creer en la verdad cuando la mentira es la práctica. En ese orden de cosas, el silencio es muchas veces preferible, porque no se manifiesta intención o voluntad de engañar. (Vide Rodriguez, 2016)

 

Se define como mentira piadosa a la aseveración falsa, manifestada con propósito compasivo y humanitario. Tiene como objetivo hacer más asimilable o tolerable una verdad y producir en el receptor el menor daño o perjuicio posible. Suele ser utilizada para evitar reacciones y actitudes que pueden ser dolorosas o desagradables. Ya lo expresaba Santo Tomás de Aquino, citando a San Agustín: “No es lícito mentir para librar de cualquier peligro a otro. Se puede, no obstante, ocultar prudentemente la verdad con cierto disimulo”. También en la teología protestante, se hace la distinción entre, una mentira que engaña al prójimo injustificadamente, reteniendo la verdad a la que se tiene derecho y, en segundo término, un lenguaje falso o falsiloquio. Martín Lutero, sostenía en este sentido, que una mentira necesaria o útil, que ayuda a resolver la situación, por la mejora y por amor de la Iglesia cristiana, no estaría contra Dios. (Vide Rodriguez, 2016) (Carnero, 2016)

 

Por otra parte, no siempre es posible decir toda la verdad, tenemos también el derecho y a veces el deber de no manifestar la verdad. A este respecto, el teólogo Haring (1982) establece como ejemplo, el caso sucedido durante el nazismo, cuando seguidores de Hitler se acercaron a los orfanatos católicos para preguntar a las religiosas por el número de niños que albergaban esos centros, y cuántos de ellos padecían enfermedades hereditarias. Las religiosas percibieron que, entregando esa lista de niños, éstos serían enviados de inmediato a las cámaras de gas, en ese sentido, respondieron que ninguno. El análisis literal en el contexto de la intención comunicativa, la respuesta “ninguno” podría concluir que efectivamente, mintieron, no obstante, en esa contestación, es evidente que se incluyen también otros factores igualmente válidos y legítimos. (Vide Rodriguez, 2016)

 

Desde niños, como indica Vide, se nos miente “por nuestro bien”: los padres alientan durante un cierto periodo, la ilusión de Papa Noel o los Reyes Magos; entre los adultos, el médico guarda alguno de los hechos, con la afectiva intención de ayudar al paciente para aceptar progresivamente una información más completa. Una conducta que podría ser considerada en el contexto de una justificada comunicación de la verdad.(Vide Rodriguez, 2016)

 

En muchas oportunidades, es una imprudencia decir o enunciar toda la verdad, no se discute que la honestidad y sinceridad, exigen una obligación con la realidad, no obstante, es esencial transmitir los hechos en el tiempo y lugar adecuados, cuando esa verdad sea razonablemente esperada, requerida o solicitada, se trata de expresar la verdad, pero de manera prudente, oportuna y responsable, manifestándola en sus hechos centrales y positivamente manifiestos, obviando quizá algunos detalles, nimiedades u opiniones personales, de manera que el receptor pueda admitirla racionalmente y soportarla emocionalmente. (Carnero, 2016)

 

El peligro de las mentiras piadosas y de cualquiera otra, radica en que son acumulativas, podemos acostumbrarnos a ellas, así sean con intención benévola o caritativa, y entrar en una situación en que cada vez sea más difícil no decirlas, un callejón sin salida, un sin sentido. Por ello deberíamos intentar decir siempre la verdad, con prudencia y oportunidad, sin expresar opinión personal o exceder lo que nadie haya preguntado. En ese razonamiento, viene a la memoria el antiguo adagio: Quien bien dice la verdad a nadie ofende, una frase en este caso, más que pertinente para todos. (cadenaser, 2019) (Vide Rodriguez, 2016)

 

 Referencias bibliográficas

cadenaser. (22 de mayo de 2019). cadenaser.com. Obtenido de https://cadenaser.com/emisora/2019/05/22/radio_valladolid/1558542894_116353.html

Carnero, E. (14 de noviembre de 2016). elpais.com. Obtenido de https://elpais.com/elpais/2015/09/14/buenavida/1442231208_621902.html

Vide Rodriguez, V. (7 de abril de 2016). redalyc.org. Obtenido de Universidad Católica Luis Amigó - Funlam: https://www.redalyc.org/jatsRepo/4989/498952389004/html/index.html